Hernani

Villa medieval

Convento de San Agustín

La iglesia en la Edad Media

Plaza Berria

Principios del s. XX

Beroitz Etxea

La alta sociedad

Dorretxea

La Hernani defensiva

San Juan Bautista

Una iglesia para el pueblo

Ayuntamiento

Las guerras carlistas

Andre kalea

La sidra

El Arco

La muralla de Hernani

Portalondo

De las hermandades a las diputaciones





Beroitz etxea

La alta sociedad

La casa Beroitz es un edificio precioso por su sencillez, de toque aristocrático y elegantes elementos decorativos, renacentistas, tardo-góticos y barrocos. Destacan el balcón corrido de hierro forjado, los aleros de madera tallados y las cornisas decoradas con bolas, rosas y puntas de diamante. Ventanas y puertas están rematadas con arcos conopiales. La última planta es posterior, de 1912, y fue proyectada por Ramón Cendoya.

Diversas fuentes datan el edificio entre finales del s. XVI y principios del XVII. Los pequeños escudos sobre la entrada principal nos dan pistas sobre quiénes pudieron ser sus moradores. En el escudo de la derecha se pueden distinguir, claramente, los blasones de tres de las familias más relevantes del Hernani medieval: Alcega, Amezqueta y Yarza. Familias de la nobleza rural vasca que unieron sus fuerzas mediante matrimonio.

Aquella sociedad barroca estaba fuertemente jerarquizada. Cada persona debía actuar en consonancia con el modelo social al que pertenecía. El caso de las mujeres es especialmente curioso. Existían cuatro «modelos» de mujer: doncella, casada, monja y viuda. Todas ellas vivían sometidas fuertemente a convenciones sociales. La doncella debía «mantener la virtud», para «salvaguardar el buen nombre de la familia». La casada debía «cuidar de marido e hijos», no podía tener otra ocupación. Las monjas vivían bajo la estricta ley eclesiástica. Por último, las viudas tenían un estatus diferente: de alguna manera, eran respetadas como garantes del patrimonio familiar. Se les permitía trabajar o gestionar un negocio; incluso aumentar el patrimonio.

Los tocados o «burukoak» fueron una seña de identidad de la mujer vasca durante la baja Edad Media, hasta que la iglesia los prohibió en el s. XVII.

Según tamaño y forma se podían distinguir linaje, clase social o procedencia.

La anécdota de este edificio es el llamativo tablón de anuncios de «Jabón Lagarto», de principios del s. XX. Lagarto es una empresa fundada por las familias Lizariturry y Rezola (Donostia, 1860), cuyo producto más conocido es el jabón Lagarto (1914). El origen del nombre lo encontramos en el temor que causaba entre los trabajadores la enorme y ruidosa maquinaria de la fábrica, que al verla decían en voz alta: «LAGARTO, LAGARTO».

Enlaces de interés:

La historia ignorada.
Una visión sobre el papel de las mujeres en la vida pública de Hernani:

https://www.hernani.eus/documents/497182/1142197/La_historia_ignorada.pdf/77309fbb-56e0-4291-9ae0-11f524c9287b